22 jun 2011

Historias de Javier Martinez

  • •Violetas...!!

    •Subió las escaleras sintiendo a cada paso el crujir de los escalones de madera, oscuros y gastados, llenos de idas y venidas. Al entrar en el rellano miró al fondo: tres puertas, tres suertes. En la número cinco, a la derecha, un mimo la esperaba. Vestía como visten los mimos, traje negro y zapatos de charol -negros-, cara blanca y sonrisa roja y en la mano, un ramito de violetas. Avanzó hacia la puerta, y conforme se acercaba, el mimo extendía el brazo y con él, las Violetas. Recogió las flores y un guiño fue su cómplice.

    •Por la ventana abierta se colaban los últimos rayos de la tarde y la algarabía de los niños en la plaza y el susurro de los ancianos y el grito del cojo y el desdén del cura y la melodía salvaje de El Moderno.
    Cama alta, colcha blanca, barrotes en forja, blanco en el cielo, astillas al suelo, lámpara en pie, mesita redonda, silla baja, mecedora vieja, mesa con sayos, jarra de agua, bandeja de plata, rosa en copa, uvas en la fuente, pomelos en la pared, azules al viento.

    La puerta del armario se quejó en un lamento gruñón. Allí dejó la mochila, la cazadora y una mirada en una percha desnuda.
    Entró al baño, blanco, blanquísimo. Dibujó una sonrisa en el espejo y la mano dejó caer en la bañera redonda. Una velita bailaba no se sabe bien que danza. Primero una bota, luego la otra; después el vaquero, y tras él, la camisa y tras ella, las braguitas. Se abandonó y sólo la música le insinuaba que todavía estaba allí. Una camiseta con suerte vino a cubrir su piel morena. Tejió sus cabellos al compás, ahora fuerte, ahora delicadamente, mientras la sonrisa dibujada se escondía en un hasta luego regalando la bienvenida a su rostro limpio.

    Abrió las sabanas, abrió los brazos, abrió las manos y cerró los ojos tendida boca abajo.
    •En la calle, la vida continuaba como si tal cosa, como todos los dias. Decía el viejo reviejo al viejo reviejo:
    - "el amor es una de las enfermedades más jodidas y contagiosas;
    a los enfermos cualquiera nos reconoce."
    •- "anchas ojeras delatan que nunca dormimos despabilados noche tras noche por los abrazos o por la falta de los abrazos".
    - "el amor se puede provocar echando un pedacito de polvos de quereme
    como al descuido, en el café, o en la sopa, o en el trago..."
    - " se puede provocar, pero no se puede impedir, no lo impide, el agua bendita ni el polvo de hostia, tampoco el diente de ajo sirve para nada..."
    - " el amor es sordo al verbo divino y al conjuro de las brujas." (1)
    ....
    ....
    ....
    Beep. Beep. Beep.
    "Uno, dos y tres,
    escondite ingles,
    a esa niña de rojo,
    ya me la como yo." (2)
    ;-)
    •Lo sintió entrar con paso firme y seguro. Y otra vez el correr del agua, y otra vez el baile de la velita loca y otra vez los azules al viento. Sus manos, cual mariposas embriagadas, comenzaron una danza de descubrimientos. Tan pronto las sentía en sus pies como en sus manos como en sus ojos como en su espalda. Ensortijadas en los cabellos, atrapadas en los labios. Parecían jugar a adivinar cada poro, cada suspiro, cada destello de deseo. Ávidas por saber, ávidas por provocar, ávidas. No decía palabras.
    •A la mañana siguiente, encontró una nota en la bandeja de plata:
    "Jueves, 11. Concello de Santa María. Calle Nueva, nº 5."

    • 
    •No decía palabras,
    acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
    porque ignoraba que el deseo es una pregunta
    cuya respuesta no existe,
    una hoja cuya rama no existe,
    un mundo cuyo cielo no existe.
    La angustia se abre paso entre los huesos,
    remonta por las venas
    hasta abrirse en la piel,
    surtidores de sueño
    hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
    Un roce al paso,
    una mirada fugaz entre las sombras,
    bastan para que el cuerpo se abra en dos,
    ávido de recibir en sí mismo
    otro cuerpo que sueñe;
    mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
    iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
    Auque sólo sea una esperanza
    porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe

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